06 septiembre, 2011

Te vi caminar,
sonriendo junto a él.
Se suscitaron en mí
sentimiento encontrados.
Como si cada parte de mi cuerpo
gritara por actuar
de una forma diferente.
Es difícil no escuchar
el alarido del instinto,
que alimenta los celos;
difícil no extrañar
tu piel tocando la mía;
difícil no arrancarte de su lado
y decirte de rodillas
que siempre te he amado.
Pero también es imposible no escuchar
el susurro de mi corazón
que me implora recapacitar:
"¿De qué sirve forzar?
Si por más que tú la ames,
lo que ella siente no va a cambiar."
Sin saber hacia dónde correr
te vuelvo a mirar
irradias alegría,
ésta lo invade todo:
el aire, mis sentidos,
mi corazón.
Tiñendo de felicidad
mi egoísmo innato.
Ahora te puedo dejar volar en libertad.

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