06 septiembre, 2011

Placeres momentaneos

Cuando nos hacemos uno pero sin sentir sentimos placer, pero nada más.
Solo existen las ganas que al extinguirse dejan satisfacción y vacío por igual.
En esos treinta minutos de éxtasis nos dejamos llenar por el instinto, el deseo y el placer creyendo que de ellos algo quedará. Pero no es así. Solo queda la amarga desilusión de darnos cuenta, una vez más, de que aquello que creíamos necesitar, no es lo que en verdad necesitamos; de que solo hay una persona que nos puede hacer volar.

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